¿Qué es la demografía?
Wanda Cabella e Ignacio Pardo
Objeto y método de la Demografía
Las primeras páginas de los manuales de Demografía suelen delimitar el campo de estudios de la disciplina. Aunque resulte poco original, un comienzo así tiene la ventaja de exponer los consensos en torno al objeto al que se dedica la Demografía, para luego describir la diversidad de acentos y perspectivas acumuladas en su desarrollo histórico. Este manual no será la excepción.
Es habitual que se comience por una definición sencilla, aunque poco detallada: la Demografía es el estudio de las poblaciones humanas. El término proviene del griego (demos = ‘pueblo’, grafía = ‘descripción’) y fue usado por primera vez por el botánico y estadístico francés Achille Guillard en el título de su obra Eléments de Statistique Humaine ou Démographie Comparée, publicado en 1885 (2010). Massimo Livi-Bacci, un reconocido demógrafo, historiador y economista italiano, autor de uno de los manuales de mayor circulación en castellano, presenta una definición más sustanciosa en su Introducción a la Demografía:
La ciencia que estudia aquellos procesos que determinan la formación, la conservación y la desaparición de las poblaciones. Tales procesos son los de fecundidad, mortalidad y movilidad. La variedad de combinaciones de estos fenómenos, interdependientes entre sí, supone la velocidad de las modificaciones de la población, tanto en sus dimensiones numéricas como en su estructura (Livi-Bacci, 1993, p. 10).
Su definición introduce las variables clásicas de la Demografía (mortalidad, fecundidad y migración) y discrimina entre procesos y estructura (la perspectiva estática y la dinámica), una distinción clave en el análisis de las poblaciones. En el Recuadro 1 se reproduce la definición de John R. Weeks (2015), que ejemplifica los aspectos dinámicos y estáticos del análisis demográfico e indica de forma intuitiva a qué refiere cada uno de ellos e incluye también la descripción de la disciplina propuesta por Dudley Poston y Leon Bouvier (2010), que, aunque bastante similar a la de Weeks, alude de forma explícita al interés de la Demografía por el estudio del cambio poblacional.
Además, las delimitaciones de la disciplina elaboradas por Weeks y Poston y Bouvier hablan de determinantes y de consecuencias de la dinámica de las poblaciones. Este énfasis es clave para conectar el campo de la Demografía con otras disciplinas de las ciencias sociales y médicas, con las políticas públicas y con su demorado pero creciente interés en la búsqueda de explicaciones de los comportamientos demográficos. Volveremos más adelante sobre los vínculos de la Demografía con otras disciplinas.
Recuadro 1.
¿Qué es la Demografía?
La Demografía moderna es el estudio de los determinantes y las consecuencias del cambio poblacional y se ocupa de todo aquello que influye sobre o puede estar influenciado por:
- el tamaño de la población (cuántas personas hay en un determinado lugar);
- el crecimiento o decrecimiento poblacional (cómo cambia en el tiempo el número de personas de ese lugar);
- los procesos poblacionales (los niveles y tendencias en la fecundidad, mortalidad y migración que determinan el tamaño y el crecimiento poblacional);
- la distribución espacial de la población (dónde se localizan las personas y por qué);
- la estructura de la población (cuántas mujeres y varones hay en cada edad), y
- las características de la población (cómo son las personas en un lugar determinado, en términos de variables como su educación, sus ingresos, su ocupación, sus relaciones familiares, su estatus migratorio y otras tantas características que definen quiénes somos como individuos o grupos humanos).
Fuente: Weeks (2015, p. 13). Traducción propia.
La Demografía es la ciencia social que estudia: 1) el tamaño, la composición y la distribución de las poblaciones humanas en una zona determinada en un momento dado del tiempo; 2) los cambios en el tamaño y la composición de la población; 3) los componentes de esos cambios (fecundidad, mortalidad y migración); 4) los factores que afectan a esos componentes, y 5) las consecuencias de los cambios del tamaño de la población, la composición y la distribución y en sus componentes. […] La Demografía se interesa por cuán grandes (o pequeñas) son las poblaciones; por cómo se componen según la edad, el sexo, la raza, la situación conyugal y otras características, y por cómo están distribuidas las poblaciones en el espacio físico (en espacios urbanos o rurales, por ejemplo). La Demografía está también interesada en los cambios en el tamaño, la composición y la distribución de las poblaciones humanas, y en cómo las afectan los procesos de fecundidad, mortalidad y migración.
Fuente: Poston y Bouvier (2010, p. 3). Traducción propia.
Dice Joseph A. McFalls (2007) que «La mayoría de la gente piensa que la Demografía es solo una matemática disfrazada ―una especie de árida contabilidad social―» (p. 3), pero también señala que un mayor contacto con los temas que trata la disciplina permite valorar la dimensión de los efectos de las fuerzas demográficas sobre las sociedades, en particular en el reconocimiento de los cambios demográficos excepcionales ocurridos en el transcurso del siglo pasado.
Es difícil no pensar al siglo XX como la etapa histórica durante la que la humanidad superó grandes barreras contra la enfermedad y la muerte, elevando el promedio de años de vida de varias poblaciones mundiales desde los cuarenta hasta los ochenta años de edad; de la misma manera que es insoslayable sopesar las dimensiones del cambio sin precedentes que permitió que las parejas imaginaran no solo la posibilidad de limitar el número de sus hijos, sino concretar sus deseos reproductivos al amparo de métodos anticonceptivos seguros.
Retomando las definiciones de McFalls, es interesante ver cómo los aspectos poblacionales de la vida social se entrelazan con nuestras vidas individuales, apenas nos hacemos unas preguntas sencillas, que son a la vez personales y demográficas:
- ¿Cuándo y dónde naciste? ¿Cuántas personas más nacieron el mismo año?
- ¿Cuál es tu probabilidad de casarte o divorciarte?
- ¿Tenés hijos o pensás tenerlos alguna vez? ¿Cuántos y con qué separación en el tiempo?
- ¿Cuántas veces te mudarás? ¿Te vas a mudar en la misma manzana o al extranjero?
- ¿Cuándo te jubilarás?
- ¿Cuánto tiempo vivirás? ¿Cuáles son las posibilidades de que mueras en un año? ¿Y dentro de diez años? ¿De qué morirás?
Las poblaciones desde el punto de vista demográfico
En sentido amplio, todas las ciencias sociales tienen por objeto el conocimiento de las poblaciones humanas. Sin embargo, cada una de ellas adopta una perspectiva particular. Así, la antropología, la sociología y la economía estudian las relaciones culturales, sociales y económicas de las sociedades, respectivamente. La población también es el objeto de estudio de las disciplinas médicas, enfocadas en el estudio de la salud humana, entre ellas la epidemiología, un área que mantiene fuertes lazos con la Demografía. ¿En qué se diferencia el concepto de población desde la perspectiva demográfica, respecto del de las otras ciencias que estudian poblaciones humanas?
Para dar respuesta a esta pregunta, en los siguientes párrafos recurrimos nuevamente a las definiciones de población extraídas de manuales de referencia:
Una población es un conjunto de individuos a los que se asocian diversas características: edad, sexo, estado civil, lugar de residencia, etc. Definida con relación a un espacio de referencia, es un conjunto que se renueva bajo la acción directa de tres fenómenos: la natalidad, la mortalidad y la migración (Tapinos, 1990, p. 12).
Por población se entiende un conjunto de individuos, constituido de forma estable, ligado por vínculos de reproducción e identificado por características territoriales, políticas, jurídicas, étnicas o religiosas (Livi-Bacci, 1993).
En la definición de George Tapinos se destaca la idea de un conjunto de individuos que se renueva, mientras que Livi-Bacci añade la condición de formación estable, pero ambos conceptos remiten a la idea de colectividad, a un agregado de individuos interconectados a través de las generaciones, que comparten algún rasgo identitario. Samuel Preston, Patrick Heuveline y Michel Guillot (2001) resumen bien esta idea cuando expresan que una población es una colectividad que persiste en el tiempo, a pesar de que sus integrantes se renueven constantemente por un proceso continuo de altas (nacimientos, inmigración) y bajas (muertes, emigración).
De este modo, la población uruguaya incluye todas las personas que han vivido en el pasado en Uruguay tanto como a las generaciones futuras. Desde la perspectiva demográfica, las poblaciones perduran aun cuando se produce una renovación prácticamente completa de sus miembros, al menos una vez cada siglo. Este concepto de población se distingue de otro más acotado, también de uso en la Demografía, pero para el análisis demográfico concreto: el que la entiende como el conjunto de personas vivas en un punto del tiempo, que reúnen determinadas condiciones como por ejemplo la población de Uruguay el 30 de setiembre de 2011, fecha del último censo nacional de población.
El análisis demográfico suele dividir a las poblaciones en subpoblaciones para delimitar conjuntos de personas que comparten ciertas características de interés desde la perspectiva demográfica dentro de un colectivo mayor. Por ejemplo, las personas que declaran su residencia habitual en el departamento de Artigas en una misma fecha son una subpoblación de Uruguay. También lo son las personas mayores de 65 años del país en una fecha dada, o la población afrodescendiente en esa misma fecha, entre otras. Aunque parezca sencillo, no es obvio definir con exactitud quiénes pertenecen a una población o subpoblación determinada: de hecho, en la planificación de los censos una tarea clave es definir los criterios de inclusión: las personas que al momento del censo están de viaje o trabajan de forma temporal en el exterior, ¿deben ser consideradas dentro de la población censada? Una estudiante universitaria de Artigas que pasa la mitad de la semana en Salto para asistir a clases, ¿en qué departamento debe ser contabilizada?
En el capítulo de fuentes de información se verá que existe más de una estrategia para establecer los lineamientos de inclusión de las personas en los censos y otros grandes relevamientos de población. De hecho, en cada ronda censal se reavivan las controversias en torno a los criterios de inclusión en las poblaciones nacionales y sus subconjuntos, y la pertenencia a una u otra categoría étnica o racial es un ejemplo de los acalorados debates que suscita este tema.
En resumen, para la Demografía una población es un conjunto de seres humanos que se renueva por mecanismos de entrada (nacimientos, inmigración) y de salida (muertes y emigración). De ahí que la perspectiva demográfica se distinga por abordar su estudio a partir de fenómenos como la mortalidad, la fecundidad y la migración, y la manera en que estas variables interactúan para modificar su volumen y características.
La particular combinación de estas fuerzas, conocida como dinámica demográfica, es crucial en la conformación de una población, en tanto afecta su devenir colectivo y las vidas individuales de sus integrantes. Por ejemplo, el tamaño de la cohorte de nacimiento o la generación de pertenencia tiene consecuencias sobre su acceso a recursos de distinta índole como la educación, el trabajo, la salud o los recursos naturales, y hasta condiciona la formación de una pareja, un proceso cuyos límites están dados por las personas disponibles en una población.
Para mencionar uno de los ejemplos más recurrentes, las generaciones nacidas durante el baby boom, producto del explosivo aumento de la natalidad en los años inmediatos posteriores a la Segunda Guerra Mundial, protagonizaron trayectorias sociales y demográficas muy diferentes a las cohortes aledañas. Esas grandes generaciones nacidas en Estados Unidos y en varios países europeos alentaron la revuelta mundial de 1968, sus pautas de consumo influyeron en las economías globales, en algunos países lideraron el crecimiento de los suburbios de las grandes ciudades y, en los últimos años, se transformaron en una gran masa de personas que alcanzó la edad de la jubilación al mismo tiempo, lo que ejerce presiones adicionales sobre los sistemas de jubilaciones y puede afectar las condiciones del retiro. En un ejemplo más cercano, la llamada onda joven de fines de los noventa y mediados de la primera década del siglo XXI en Brasil tuvo una fuerte presencia en la discusión académica y pública. En esos años, llegaron a la edad de trabajar grandes cohortes de nacimiento, producto de discontinuidades demográficas del pasado, en un contexto de retracción económica que dificultó la inserción en el mercado de trabajo de un gran número de jóvenes. Esto tuvo repercusiones en el bienestar económico de esas generaciones, que incluso experimentaron niveles de violencia y mortalidad mayores a los de otras, anteriores o posteriores (Bercovich y Madeira, 1992).
¿Cómo aborda la Demografía el estudio de las poblaciones?
De todas las ciencias sociales, la Demografía es la única en la que la estadística es constitutiva de la disciplina, en gran medida por tratar con fenómenos universales sobre los que cabe la ley de los grandes números. Como señala Zeng Yi (2010), los eventos demográficos tienen la particularidad de ser observables y medibles, sin excepciones. Es así que, con un sistema estadístico adecuado, podría saberse exactamente cuántas personas nacen, se casan, migran, se divorcian y mueren cada año. Esta característica, señala el autor, distingue a la Demografía de las otras ciencias sociales, que lidian con actitudes, valores y atributos sociales y económicos que no siempre pueden ser medidos con precisión.
La naturaleza cuantitativa de la Demografía ha sido determinante en su identidad, al punto que la revista Demography, de las principales de la disciplina, agregaba a su portada una definición acotada de su objeto: «Demografía: el estudio estadístico de las poblaciones humanas». Su énfasis cuantitativo le ha valido una reputación como ciencia de las tasas, y hay quienes dicen que la Demografía corre el riesgo de ser un conjunto de técnicas más que una disciplina, en particular si insiste en ceder el terreno de las explicaciones a otras ciencias: la migración a la economía y a la geografía, la mortalidad a la epidemiología y a las ciencias de la salud, la fecundidad a la sociología y a la antropología (Tabutin, 2007). De hecho, su énfasis en la descripción cuantitativa puede rastrearse hasta en su nombre, que es Demografía y no Demología, por ejemplo.
Si es cierto que estamos ante una disciplina con vocación de ciencia dura, pero sin capacidad experimental, no resultará extraño que su concentración en la descripción de la dinámica demográfica la haya llevado hacia dilemas explicativos en torno a la causalidad a nivel micro y agregado (Ní Bhrolcháin y Dyson, 2007). Sin embargo, en la incorporación de objetivos explicativos, la ciencia de las tasas se ha enfrentado con otras de sus encrucijadas: es una disciplina centrada históricamente en procesos analizables con un mínimo de hipótesis sobre el comportamiento humano, lo que hace que el rol de la teoría sea menor en ella que en otras disciplinas.
Resultará sorpresivo para los investigadores en otras ciencias sociales, pero es habitual que los congresos mundiales de Demografía, llamados Conferencia Internacional de Población, tengan menos del 1 % de sus sesiones dedicado a la discusión teórica. De hecho, en la de 2017, en Ciudad del Cabo, hubo una sesión exclusivamente teórica en un total de 303 sesiones. El artículo de la Figura 1, de 1952, muestra desde cuán lejos viene la discusión acerca del rol de la teoría en la Demografía.
Figura 1. Fragmento del artículo de Rupert B. Vance «¿Es la teoría para los demógrafos?»
Fuente: Vance (1952).
Así, es posible que la disciplina tienda a soslayar la densidad social, cultural o histórica del cambio poblacional, que a menudo se ha interpretado en forma muy lineal como proceso en etapas evolutivas, de progreso continuo, gradual y acumulativo, tal como surge del marco general de los estudios sobre modernización. El procesamiento de grandes cuerpos de información estadística trae siempre consigo el riesgo de que la descripción cuantitativa de procesos pase por encima de la consideración más detallada de los contextos en que suceden. El detalle de que desde la Demografía se pueda estudiar a la perfección la población de un país sin haberla conocido más que a través de una base de datos es indicativo de un tipo de práctica de investigación, tanto de sus fortalezas como de sus debilidades.
Lo cierto es que, aun manteniendo una fuerte identidad cuantitativa, en los últimos años la Demografía amplió el abanico de abordajes metodológicos, y están siendo cada vez más frecuentes los estudios que recurren a técnicas cualitativas para describir y explicar los fenómenos demográficos.
En concreto, se discute hasta qué punto la distinción entre Demografía formal y estudios de población es un artificio, pero se reconoce la existencia de un núcleo central de la disciplina que se ocupa estrictamente del análisis demográfico (la medición de mortalidad, fecundidad y migración y la comprensión de las relaciones entre estas variables y la estructura demográfica). A veces se lo denomina Demografía formal y se la distingue de los llamados estudios de población, que se concentran en interpretar los resultados del análisis demográfico, en describir las tendencias y los diferenciales de los comportamientos demográficos, en analizar sus causas, y en vincularlos con otros fenómenos del contexto social y con los esquemas interpretativos de otras disciplinas. En suma, los estudios de población se enfocan en el estudio de las relaciones entre las variables demográficas y las no demográficas (Carmichael, 2016).
Como se señaló, los límites entre Demografía formal y estudios de población son difusos. Pocos análisis demográficos se limitan a hacer descripciones despojadas de sus contextos, sino que, por el contrario, cada vez más los analistas de la población reconocen la complejidad de las relaciones entre los hechos demográficos y los fenómenos de la vida social, económica y política.
Esto nos conduce a retomar la importancia del carácter interdisciplinario de la Demografía. En la actualidad son pocos quienes defienden el establecimiento de límites rígidos para preservar la identidad de la Demografía y es creciente la búsqueda de puentes con otras disciplinas en el esfuerzo por interpretar y explicar las particularidades del cambio demográfico. La investigación demográfica se lleva a cabo en estrecha conexión con campos de conocimiento tan dispares como la economía, la antropología, la geografía, la historia, la epidemiología, la psicología, para nombrar las más usuales. En esta interacción, la producción escrita y la enseñanza en Demografía se involucró en procesos de crítica a su impronta histórica empirista e incorporó conceptos y técnicas de disciplinas como la antropología. De hecho, la Demografía antropológica comparte espacios desde hace ya dos décadas con subcampos como la Demografía matemática.
El desarrollo histórico de la Demografía
Aportes pioneros
El estudio de las poblaciones precede a la constitución de la Demografía como disciplina, como se puede observar si nos remontamos a tiempos tan lejanos como la Grecia clásica. En la obra de Platón no solo tiene lugar lo poblacional, sino que se aboga por una estricta regulación de los eventos demográficos en busca de una ciudad ideal en términos de tamaño (5040 habitantes), y Aristóteles incluye un tema que también resuena en todas las reflexiones que vendrían después: la apertura de las poblaciones y la integración de migrantes.
Habrá quien recuerde además que la Biblia incluye la descripción de un censo de población, ya que Roma tuvo censos quinquenales y luego, decenales. Los magistrados que los organizaban y que registraban nacimientos y defunciones tomaron luego funciones de guardianes de la moral, y por eso fueron llamados censores. Pero más allá de la gestión de información poblacional y de las discusiones al respecto, la Demografía como disciplina tiene una historia más reciente.
Achille Guillard acuñó el término demografía a mediados del siglo XVIII, aunque dependiendo de cada tradición académica nacional se enfatizan aportes desde distintos momentos del siglo XVII. Lo que resulta unánime es el lugar protagónico en el nacimiento de la disciplina de la obra de Graunt y de Malthus.¹
John Graunt (1620-1674), un comerciante inglés al que se le adjudica haber sentado las bases de la estadística moderna, es también reconocido como el autor de una de las obras primigenias de la investigación demográfica. Graunt ideó las primeras tablas de mortalidad a partir de las publicaciones semanales de los entierros en Londres (conocidas como Cuentas de Mortalidad). Sus estimaciones, publicadas en 1662, develaron que por aquellos años en Londres la esperanza de vida al nacer era de 27 años y que en torno al 65 % de las defunciones se concentraban antes de los 16 años. En la Figura 2 se reproduce la portada de la quinta edición de esta obra, en la que consta su título completo y otros detalles.
Figura 2. Carátula de las Bills of Mortality de John Graunt
Fuente: Graunt (1676), Mansutti Foundation
Johann Peter Süssmilch, un pastor protestante prusiano, teólogo y estadístico, que vivió entre 1707 y 1767, es otro autor considerado uno de los pioneros de la Demografía por haber escrito el primer tratado en alemán sobre el análisis de las poblaciones. En 1741 publicó El orden divino², una obra en la que se reconoce la regularidad de algunos patrones demográficos, considerando que solo pueden ser obra de Dios, pero en la que se recurre al mismo tiempo a la ley de los grandes números, a la sistematización de la información y a su tratamiento estadístico. Süssmilch Identifica por primera vez que nacen más varones que niñas, presenta análisis demográficos sobre la mortalidad, estudia el crecimiento de las poblaciones con métodos estadísticos y estima el tiempo de duplicación de las poblaciones, entre otras contribuciones compendiadas en los dos tomos de su obra (Tapinos, 1990).
Son innumerables los autores que, desde el siglo XVII y antes de que la Demografía tomara su forma actual, contribuyeron a la ciencia de la población desde disciplinas tan diversas como la astronomía, la economía, la filosofía, la estadística y las matemáticas, la ingeniería o la epidemiología.
Estado y Demografía
En toda descripción sobre el desarrollo de la Demografía tiene un lugar central su relación con la construcción de los Estados nacionales modernos como entidades socioculturales sólidas, sobre todo en el siglo XIX, en un proceso que auspició la sistematización de mapas, lenguajes y estadísticas poblacionales como espejo de la comunidad imaginada y (Anderson, 1983) como práctica de los gobiernos. Las oficinas nacionales de estadísticas y proyecciones de población fueron clave para los Estados que fortalecían la gobernabilidad de las poblaciones y pretendían una intervención creciente sobre sus problemas.
Al mismo tiempo, la idea de población como riqueza de las naciones generaba un interés particular en este tipo de estadísticas y proyecciones, que podían traducirse en stock de posibles soldados, en capacidades para diseñar impuestos y, en cualquier caso, en información para gobernar. De hecho, en algunos de los conceptos que usamos para describir las poblaciones (balance, saldo neto, etc.) se puede rastrear la jerga económico-contable.
Los grandes relevamientos estadísticos modernos, basados en el avance de la razón estadística de los siglos anteriores, fortalecieron el papel de la Demografía como disciplina orientada a la solución de problemas desde el Estado. Así, la propia constitución de la Demografía moderna incluye una importante porosidad entre los campos político-administrativo y científico, con la estadística como ciencia para la acción y espejo para la nación. Este énfasis fue especialmente significativo en Francia, cuya Ley de Censo General data de 1791, solo dos años después de iniciada la Revolución, lo que propicia reflexiones acerca del vínculo entre democracia, república y estadística.
Figura 3. Afiche de la Alianza Nacional para el Crecimiento de la Población Francesa
Fuente: Hüntelmann (2016)
El peligro italiano. Tasas de natalidad comparadas de Francia e Italia. ¿Vas a esperar hasta perder la Provenza y Túnez antes de empezar a combatir la despoblación?
Figura 4. Afiche de la Alianza Nacional para el Crecimiento de la Población Francesa
Fuente: Hüntelmann (2016)
Para salvar a Francia y ser feliz. Dé nacimiento a cuatro hijos.
De hecho, contar con relevamientos exhaustivos con el individuo como unidad de análisis contribuye a construir el territorio nacional como un espacio de equivalencia, atenuando diferencias territoriales y unificando el territorio, pero también iguala a los ciudadanos como miembros de la población de ese Estado. Al mismo tiempo, los énfasis nacionales enriquecieron la acumulación de fuentes y métodos en el siglo XIX, desde la Statistik alemana —basada en el entendimiento holístico de las comunidades—, pasando por la aritmética política británica —central para las Poor Laws y provista de un sistema descentralizado de estadísticas territoriales—, hasta las asambleas locales de Estados Unidos —que dependían de los habitantes de cada circunscripción, por lo que ciudadanía y representación política dependían del censo—.
Así, el siglo XIX consolidó una internacional silenciosa de institutos de estadística y de especialistas que uniformizó medidas, procedimientos y resultados para la matematización de las poblaciones. Por un lado, se modificaba el propio Estado, para dar lugar a tecnoburocracias y presupuestos específicos que no harían sino crecer hasta nuestros días. Por otro, la Demografía adoptaba un perfil de ciencia del Estado en su aporte experto para el manejo de la población, de las economías locales y de las colonias de los países centrales, e incluso para la información asociada a preocupaciones más modernas, como la baja natalidad, o a los problemas que generaban la urbanización y la industrialización de las sociedades.
¿Cuándo se conforma la Demografía como la disciplina que conocemos hoy?
Puede decirse que la noción de población tal como la entendemos hoy se consolidó ya entrado el siglo XX como resultado de la reacción conjunta de las ciencias sociales, de la acción política y del activismo social a los problemas poblacionales la época. Las voces que se manifestaban desde distintos ámbitos en torno a problemas como el crecimiento demográfico y el declive de la población, las migraciones, la fecundidad y la salud reproductiva —para nombrar algunos— contribuyeron a la consolidación de la población como objeto de investigación y al desarrollo institucional de la disciplina (Argast, Unger y Widmer, 2016). Este devenir estuvo signado por lo que Dennis Hodgson (1983) describió como la naturaleza dual de la Demografía, para referirse a su carácter de disciplina social volcada a la creación de conocimiento en constante tensión con su vocación de ciencia aplicada, una disciplina tanto de científicos como de expertos, es decir, de investigadores insertos en sistemas académicos, pero a la vez de asesores de la política pública.
Volviendo a la pregunta que abre esta sección, Hodgson (2015) adhiere a la idea de que para que una actividad intelectual sea considerada una disciplina debe cumplir al menos con tres requisitos: que exista un intercambio fluido entre quienes se dedican a esa actividad; que haya algún tipo de organización que oriente la investigación y la enseñanza, y, finalmente, que actores externos a esa actividad reconozcan su valor y hagan uso de ella. De acuerdo con este autor, sería solo a mediados del siglo XX que la Demografía habría reunido estas tres características y podría ser catalogada como una disciplina científica (Recuadro 2).
De hecho, a principios del siglo XX no había programas de enseñanza de la Demografía. La comunidad que se dedicaba a los temas demográficos se conformaba por un conjunto variopinto y disperso de estudiosos con diversas formaciones, preocupados por generar estadísticas básicas sobre la población. Además, aún no se cristalizaban mínimos consensos teóricos sobre el cambio poblacional y sobre sus efectos, y, en consecuencia, orientados por una agenda dividida, su capacidad de incidir en las políticas era exigua.
En el en período de entreguerras se creó la Unión Internacional para el Estudio Científico de la Población (1928) y se prepararon sendas conferencias mundiales en Roma (1931) y en Berlín (1935). La primera no se concretó y en la segunda hubo ausencias notorias. En ambos casos el ascenso del fascismo y del nazismo fueron las principales causas de los fracasos. Aunque los años veinte y treinta fueron prolíficos en discusiones en torno al cambio poblacional, con el foco puesto en las preocupaciones por el descenso de la fecundidad en las sociedades desarrolladas, la fuerte primacía del eugenismo y las pretensiones de expansionismo demográfico de Alemania y Japón obstruyeron el desarrollo institucional de la disciplina, cuyos incipientes miembros temieron que sus debates fueran apropiados por el avance de gobiernos totalitarios y racistas.
Sostiene también Hodgson (2015) que el fin de la Segunda Guerra Mundial abrió un período de afianzamiento de la Demografía como disciplina, ya que se creó la División de Población de la Organización de las Naciones Unidas, con el objetivo de estandarizar los indicadores demográficos y de trabajar en la adopción de técnicas comunes de estimación demográfica, y que a fines de los cuarenta se fundó en Francia el Institut National d’Études Démographiques cuyo cometido era elaborar información demográfica clave para la planificación de la reconstrucción de posguerra. Esta institución publicó el primer número de la revista Population, a la que poco después se le sumó Population Studies, publicada por The Population Investigation Committee, albergado por la London School of Economics and Political Science.
En forma paulatina, fueron surgiendo nuevos centros de investigación que fortalecieron la práctica de la disciplina, al punto de que, en la década del cincuenta, la Demografía era ya reconocida como un campo de estudios delimitado, con sus propias organizaciones y con algunos programas de formación en funcionamiento. Como formación de posgrado, su riqueza estaría dada progresivamente por la diversidad de tradiciones nacionales en cuanto a las disciplinas de grado que en cada contexto se asociaban a una especialización demográfica: Estados Unidos y la sociología, Francia y la economía, Holanda y la geografía, o Italia y la estadística.
Recuadro 2.
El surgimiento de los centros de investigación en Demografía en Estados Unidos
Particular mención amerita el intenso desarrollo de la disciplina en Estados Unidos entre las décadas del cincuenta y del sesenta. Hodgson (1983 y 2015) y Susan Greenhalgh (1996) destacan el papel que jugó la consolidación del pensamiento neomaltusiano, apoyado en la teoría de la transición demográfica y financiado por las fundaciones Ford y Rockefeller. La idea de que la fecundidad alta, acompañada del descenso de la mortalidad, era un problema sobre el que había que intervenir para evitar el crecimiento demográfico del recién creado tercer mundo caló hondo en el gobierno de este país. Convencidos de que la pobreza y la falta de recursos que traería aparejadas el crecimiento de las poblaciones en desarrollo serían propicias para el avance de ideas comunistas, el control de la fecundidad fue visto como la solución para defender la primacía del «mundo libre» (Hodgson, 2015), para lo cual era necesario crear conocimiento y avanzar en la implementación de programas de anticoncepción a escala global. Ello redundó en una fuerte inversión en investigación y en la formación de estudiantes locales y del Tercer Mundo.
Durante este período se crearon los principales centros de investigación en población, albergados en universidades. La enorme inyección de recursos del Gobierno orientados a intervenir de forma global para frenar el crecimiento demográfico del mundo en desarrollo implicó la creación de programas de becas de gran porte, la aparición de revistas hoy prestigiosas como Demography y Population and Development Review y la consolidación de una comunidad académica pujante y crecientemente interconectada. En pocos años la Demografía de este país había logrado un desarrollo institucional notable y había trascendido fronteras en su ambición por instalar sus ideas sobre el control de la población. El Population Council de Rockefeller financió la fundación de centros de enseñanza en temas de población en lugares tan alejados como Bombay, Santiago de Chile o El Cairo. Adicionalmente, contribuyó a abrir centros de investigación y formación en grandes universidades europeas y australianas (Hodgson, 2015).
En la propia comunidad académica estadounidense surgieron voces críticas respecto al papel de los Estados Unidos en la propagación de programas de planificación en el mundo en desarrollo y sobre los problemas éticos que despertó la fuerte dependencia de estas fundaciones para el desarrollo de la investigación. Dentro de la Population Association of America, estudiantes de la Universidad de Michigan y de Cornell fundaron en 1969 la revista Concerned Demography, que comenzó a publicar artículos que denunciaban la falta de espíritu crítico de la producción demográfica y los conflictos de interés de la investigación financiada por el gobierno, entre otras críticas (Greenhalgh, 1996). Como apunta la autora, el espíritu cuestionador de la publicación fue inicialmente visto con simpatía, pero perdió adhesiones a medida que las críticas a los supuestos básicos de la disciplina y sobre todo a sus prácticas sociales y sus vínculos con las políticas se hicieron más profundas. En poco tiempo la revista perdió su financiamiento y la mayoría de los estudiantes fue cooptada por el establishment.
Hoy, la práctica de la Demografía sigue basada en la continuidad de consensos conceptuales y metodológicos fuertes y en cierta parquedad teórica, pero las aproximaciones a su objeto de estudio han seguido diversificándose. El vigor de la disciplina puede constatarse en la proliferación de revistas, congresos y organizaciones que se centran en el estudio de las tendencias poblacionales, con innovaciones importantes, sobre todo en lo metodológico, tras la irrupción de fenómenos que afectan a todas las ciencias sociales, como el llamado big data. Los Estados nacionales, por otra parte, siguen fomentando la generación de evidencia sobre sus poblaciones como insumo para la generación y evaluación de sus políticas, mientras que las asociaciones nacionales y regionales de Demografía ganan protagonismo en el debate sobre aspectos demográficos y políticos.
La capacidad de proyectar tendencias futuras sigue siendo uno de los puntos más fuertes de la disciplina (aunque los fenómenos disruptivos, como la pandemia de COVID-19, nos recuerden los límites de estos ejercicios, sobre todo cuando asumen cierta linealidad) y la explicación de los diversos comportamientos demográficos es la dimensión en la que acaso la Demografía tiene más terreno por avanzar. Todo esto en un contexto de dinámicas y estructuras demográficas desafiantes, como, por lo pronto, niveles de envejecimiento poblacional y de baja fecundidad no experimentados antes en las poblaciones humanas.
Referencias bibliográficas
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Graunt, J. (1676). Natural and political observations mentioned in a following index, and made upon the bills of mortality. Londres: John Martyn.
Greenhalgh, S. (1996). The Social Construction of Population Science: An Intellectual, Institutional, and Political History of Twentieth-Century Demography. Comparative Studies in Society and History, 38 (1), 26-66.
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Notas
¹ No nos detendremos en Malthus, cuyas contribuciones a la ciencia de la población son ampliamente conocidas.
² El título completo es Die göttliche Ordnung in den Veränderungen des menschlichen Geschlechts, aus der Geburt, dem Tode und der Fortpflanzung erwiesen (El orden divino en los grandes cambios de la humanidad probado por el nacimiento, la muerte y la propagación de la especie).